La “Guerra Contra Todos los Puertorriqueños”: Un Llamado a la Acción Democrática y la Defensa de Nuestras Libertades


Por: Josué David Zapata-Vázquez, ConservadoresPR.org

Libro “Guerra contra Todos los Puertorriqueños” de Nelson A. Denis

El libro “Guerra Contra Todos los Puertorriqueños” de Nelson Denis ha generado intensos debates y emociones en nuestra isla pero a su vez ha sido acusado de tener datos, citas falsas y fallas en la cronología histórica de los hechos. Denis principalmente presenta una narrativa de opresión y colonialismo, señalando a Estados Unidos como el principal responsable de los desafíos que enfrentamos. Sin embargo, es esencial que, como puertorriqueños, hagamos una pausa para reflexionar críticamente sobre esta perspectiva y consideremos cómo podemos utilizar nuestra democracia y libertades para lograr cambios significativos en nuestra realidad actual, especialmente al acercarnos a las elecciones del 5 de noviembre de 2024.

Es innegable que nuestra relación con Estados Unidos ha sido compleja. Hemos vivido momentos de injusticia y tragedia. No se puede ignorar que componentes de los Estados Unidos aplastaron de maneras horrendas a aquellos que buscaban la independencia de Puerto Rico. Por otro lado utilizar la violencia y el terrorismo fue un error de este grupo. No podemos negar que fuimos nosotros los puertorriqueños en 1898 que teniendo adelantos en autonomía con España, buscamos que Estados Unidos invadiera a Puerto Rico durante la Guerra Hispanoamericana.

Si bien es cierto que la historia tiene realidades muy injustas también hemos recibido beneficios y oportunidades que no podemos ignorar. Recuerdo que cuando me enseñaron historia de Puerto Rico, el enfoque era predominantemente antiestadounidense. Esto es comprensible, dado que se destacaban las atrocidades cometidas en nuestra historia. Sin embargo, es crucial tener una visión equilibrada que reconozca tanto los aspectos negativos como los positivos de esta relación.

Adoptar una postura de victimismo histórico puede limitarnos. Al atribuir todos nuestros problemas a factores externos o a que entendemos que somos una colonia, corremos el riesgo de desviar la atención de las responsabilidades internas que también han influido en nuestra situación actual. Nuestras propias élites políticas y económicas han tomado decisiones que han afectado el bienestar de la isla. Es fundamental que evaluemos críticamente a nuestros líderes y exijamos rendición de cuentas.

Un amigo abogado argumenta en contra de que somos colonia diciendo y cito: “En realidad, no somos colonia. Somos un Estado que alberga de un TRIBUNAL del Artículo III que se ha visto privado de su representación senatorial por depender de decisiones judiciales y por el fracaso perenne de los gobernadores desde 1966 de emitir órdenes de elección como lo establece la Decimoséptima Enmienda.” (James P. Conlan, Ph.D., Esq.)

La independencia ha sido un tema recurrente en nuestro debate nacional. Si bien la idea de un país soberano es un ideal que busca todo país, debemos considerar el contexto actual. Los líderes independentistas de hoy a menudo están alineados con ideologías que no necesariamente reflejan los valores y deseos de la mayoría de los puertorriqueños. En lugar de enfocarnos en la independencia como única solución, podríamos explorar opciones que fortalezcan nuestra autonomía sin sacrificar los beneficios que tenemos.

Incluso hay países “soberanos” e independientes que son esclavos de agendas que han establecido organismos que no han recibido el voto del electorado mientras que nosotros que somos un territorio de los Estados Unidos aún con las deficiencias que tiene nuestro modelo político tenemos libertades inalienables dadas por Dios que nos reconocen ambas constituciones en Estados Unidos y Puerto Rico las cuales debemos proteger como ciudadanos americanos cada vez que ejercemos el voto para nuestro gobierno local, asegurándonos que los oficiales que elegimos tengan la intención de respetarlas.

Un aspecto esencial es la defensa de nuestras libertades fundamentales, incluyendo la libertad religiosa y de expresión. En tiempos recientes, hemos visto cómo ciertas ideologías buscan restringir estas libertades para lograr sus objetivos. Por ejemplo, declaraciones que sugieren que la libertad de expresión puede ser un obstáculo en la lucha contra la desinformación como las que hizo John Kerry deben alertarnos sobre la importancia de proteger nuestros derechos fundamentales. La libertad de expresión es un pilar esencial de la democracia, y cualquier intento de limitarla debe ser analizado con cautela.

Es esencial estar alerta ante cualquier intento de limitar nuestras libertades fundamentales. La libertad de expresión y la libertad religiosa no son obstáculos, sino pilares que sostienen nuestra sociedad democrática. En el libre mercado de las ideas, debemos permitir que todas las voces sean escuchadas, confiando en que las ideas más coherentes y sólidas prevalecerán. Estas ideas han sido probadas y validadas con el tiempo, demostrando su capacidad para promover el bienestar y el progreso.

En el libre mercado de las ideas, algunas son más coherentes y sólidas que otras, y han sido probadas y validadas con el tiempo en países de distintos tamaños. Las ideas que promueven la libertad individual, la responsabilidad personal y el libre mercado han demostrado ser efectivas en fomentar el bienestar y el progreso. Por el contrario, ideologías que buscan restringir las libertades y centralizar el poder a menudo conducen al estancamiento económico y la opresión.

Podemos inspirarnos en la valentía de los nacionalistas del pasado. Su determinación y compromiso con Puerto Rico son dignos de admiración. Sin embargo, es importante diferenciar entre su coraje y las tácticas que utilizaron. En lugar de fomentar la violencia o crear crisis para lograr cambios, debemos canalizar esa pasión a través de la participación democrática, jugar el juego estratégico de ajedrez electoral y hacer uso de nuestras libertades civiles. Las elecciones de 2024 nos brindan una oportunidad invaluable para hacer valer nuestras voces y elegir líderes que realmente representen nuestros intereses y aspiraciones.

La división evidente entre quienes se presentan como las caras de la nueva derecha en Puerto Rico nos plantea un reto en estas elecciones. Optar simplemente por un partido u otro no es la solución. Es necesario ejercer un voto informado, evaluando candidato por candidato, analizando sus propuestas, sus valores y sus ejecutorias si ya han sido funcionarios. A veces, votar de manera íntegra nos saca del apuro, pero permite la entrada de candidatos que no necesariamente están alineados con nuestras prioridades y las necesidades de nuestro pueblo. Es momento de asumir responsabilidad individual en nuestra elección y no delegar ciegamente en siglas partidistas.

Es esencial reconocer el potencial de Puerto Rico. Nuestra ubicación estratégica, cultura rica y gente talentosa nos brindan ventajas únicas. Al fomentar el espíritu emprendedor y aprovechar oportunidades en sectores como el turismo, la tecnología y la agricultura sostenible, podemos impulsar nuestra economía y crear empleos. Esto requiere un entorno que promueva la inversión, reduzca la burocracia y ofrezca incentivos a quienes desean construir y crecer en la isla.

La educación es otro pilar fundamental. Necesitamos un sistema educativo que prepare a nuestros jóvenes para los desafíos del siglo XXI, promoviendo el pensamiento crítico, la innovación y los valores cívicos. Al alejarnos de narrativas que fomentan el resentimiento, podemos inspirar a las nuevas generaciones a ser agentes de cambio positivo. Esto incluye enseñar una historia completa y equilibrada, reconociendo tanto las dificultades como los logros de nuestra nación.

También es crucial abordar la seguridad ciudadana. La criminalidad es un problema que nos afecta a todos, y su solución requiere un enfoque integral. Esto implica fortalecer nuestras instituciones, apoyar a las fuerzas del orden y promover programas sociales que aborden las causas subyacentes de la delincuencia. Nuevamente, la responsabilidad recae en nosotros para elegir líderes que presenten planes efectivos y estén dispuestos a implementarlos.

De cara a las elecciones del 5 de noviembre de 2024, es momento de unirnos como puertorriqueños y participar activamente en el proceso democrático. Más allá de las ideologías y afiliaciones partidistas, debemos buscar el bien común y trabajar juntos para construir el futuro que deseamos. Informarnos, debatir respetuosamente y votar con conciencia son acciones esenciales para lograrlo.

Es comprensible que algunos sientan desilusión o frustración con el estado actual de las cosas. Sin embargo, adoptar una postura de victimismo o polarización no nos llevará adelante. Podemos optar por el optimismo y la acción proactiva. Al reconocer tanto los desafíos como las oportunidades, podemos trazar un camino que nos permita superar las dificultades y aprovechar nuestro potencial boricua.

La historia nos ha enseñado que el cambio significativo no ocurre de la noche a la mañana ni a través de la confrontación violenta. Surge de la colaboración, el diálogo y el esfuerzo continuo. Al canalizar la valentía y determinación de nuestros antepasados hacia acciones constructivas en el presente, podemos sentar las bases para un Puerto Rico más próspero y justo.

Te invito a leer el libro de Nelson A. Denis para que analices y produzcas tu opinión personal. En mi opinión, mientras “Guerra Contra Todos los Puertorriqueños” nos ofrece una perspectiva sobre nuestro pasado, es nuestra responsabilidad mirar hacia el futuro con esperanza y determinación. Al utilizar nuestras libertades y el poder de la democracia, tenemos la capacidad de influir en el rumbo de nuestra isla. No dejemos que narrativas limitantes definan quiénes somos o lo que podemos lograr.

Invito a todos los puertorriqueños a unirse en este esfuerzo. Independientemente de nuestras diferencias, compartimos el amor por nuestra tierra y el deseo de ver a Puerto Rico florecer. Las elecciones de 2024 son una oportunidad para dar un paso en esa dirección. Hagamos que nuestra voz cuente, eligiendo líderes que reflejen nuestros valores, defiendan nuestras libertades y trabajen incansablemente por el bienestar de todos.

Te invito a usar nuestra herramienta de evaluación de candidatos en estas elecciones para evaluar cada papeleta.

Hay una Nueva Guerra contra todos los Puertorriqueños para atacar nuestras libertades y nosotros somos la Nueva Derecha para enfrentar la guerra y defender la verdadera Libertad. Es momento de dejar atrás las divisiones y construir juntos el Puerto Rico que todos queremos. Con valentía, unidad y acción democrática, podemos transformar nuestra realidad y crear un legado para las futuras generaciones de puertorriqueños y que nuestra isla vuelva a ser el lugar donde la diáspora quiera regresar a su amado terruño.


Josué David Zapata-Vázquez, estudió Ingeniería en la Universidad de Puerto Rico – Recinto de Mayagüez y trabaja como analista de negocios de TI en Medtronic. Posee una Maestría en Estudios Cristianos del Southeastern Baptist Theological Seminary y es profesor de Apologética Reformada del Seminario Reformado del Caribe. Josué David se describe a sí mismo como un cristiano salvado por la gracia de Dios. Es esposo de Catherine Marie y padre de Amanda Ester y Victoria Sofía. Sus intereses abarcan la música, la lectura de libros de teología, el ajedrez y la tecnología.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *